LA VIDA DE UN SOLDADO
En la mayoría de países, por no decir todos, se preocupan mucho por tener un buen ejército de personas dispuestos a luchar y hasta morir por defender su patria; estos hombres y mujeres, ya sea por voluntad propia o por obligación de los gobiernos, tienen que someterse a un reglamento y disciplina muy estricta, la cual hace de ellos personas con carácter y fieles a los ideales que les han formado, no permitiendo que nada ni nadie los doblegue; al mismo tiempo deben de soportar cualquier ejercicio o castigo físico al cual son sometidos y olvidarse totalmente de cualquier distracción o vida social, todo esto para que al final de su preparación física e intelectual puedan ser utilizados en las batallas frente a cualquier enemigo y no se dobleguen por temor alguno, prefiriendo morir antes que rendirse.
2 TIMOTEO 2:1-7 Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.
Nosotros los cristianos, enlistados como soldados al servicio de Dios, primero debemos prepararnos en la buena doctrina; leer constantemente y estudiar de manera disciplinada la Biblia, no solamente para aprender, sino para entrar al campo de batalla de la vida espiritual con las armas correctas, preparados y tomados de la mano del Señor.
No podemos darnos el lujo de ver al cristianismo como algo superficial o que simplemente bastara con asistir a la iglesia y confesar mis pecados; te invito a formar parte de este ejército y ser un soldado al servicio de Cristo, no para ver que consigues o si obtienes algún beneficio personal, sino para saber que hacer ante los bombardeos del enemigo, saber escapar esos caminos y campos minados que nos encontramos día a día, tener la fuerza de voluntad para ayudar a los hermanos caídos, poder tener ese coraje de seguir adelante en los caminos de Dios aun estés herido y no dejarte vencer por las trampas que pone Satán, todo en el nombre de Jesucristo, nuestro Señor. Todo sacrificio tiene su premio, y nuestro premio no esta aquí en la tierra, sino en la eternidad con nuestro Padre. ¡Firme soldado!
Que Dios te bendiga.