VEO Y NO OBSERVO, OIGO Y NO ESCUCHO
El pueblo de Israel, al regresar de la cautividad comienza a reconstruir el altar para ofrecer holocausto a Dios, Ya montados los cimientes del altar deciden hacer una fiesta, donde se incluye a los ancianos que habían visto el primer lugar de adoración y estaban en la celebración junto con los jóvenes Levitas mayores de veinte años, que estarían a cargo de la obra y de dirigir el nuevo templo.
ESDRAS 3:10-13
Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel. Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová. Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría. Y no podía distinguir el pueblo el clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro; porque clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos.
Al parecer había una gran alegría en el pueblo por un nuevo comienzo y la restauración del altar, sin embargo los ancianos más que celebrar, me imagino recordaban con melancolía el error que ellos cometieron y que habían pagado muy caro por su desobediencia hacia Dios.
Los adultos y jóvenes debemos aprender de la experiencia de los ancianos, de sus éxitos y errores, no podemos obviar la historia y pensar que no cometeremos los mismos errores o que no podríamos equivocarnos.
Debemos tener la capacidad de observar y comprender lo que los ancianos muchas veces nos quieren decir, pero nosotros por nuestro afán de vivir la vida y derrocharla, no prestamos atención al conocimiento y a la experiencia de los adultos mayores; muchas veces gozamos de las bendiciones, mas sin embargo no prestamos atención a las cosas que tuvieron que pasar nuestros padres para que nosotros pudiéramos tener una vida mejor, hay hijos que no valoran la enseñanza de los padres al extremo que ni lo mas básico y esencial de los principios cristianos y morales les prestan atención, no les gusta leer ni escuchar la Palabra de Dios.
DIOS TE BENDIGA.